Reflexiones sobre el rol profesional del pediatra. Por Dra. María Luisa Ageitos

24.11.2020

* María Luisa Ageitos
Médica pediatra. Licenciada en Salud Pública. Consultora UNICEF-OPS-PNUD. Presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría (1990-93) 


Nuestro rol profesional está directamente relacionado con lo que la sociedad espera de nosotros.

Como médicos se nos requiere, ante todo evitar daños, tener autonomía en las decisiones, velar por la salud de los pacientes, tener integridad científica alejada de los conflictos de interés que la influyen, ser altruistas, tener interés en las personas, tener honestidad y moral, fidelidad y confidencialidad, actuar en los colectivos médicos, sancionando la trasgresión y las fallas éticas, tener inteligencia, criterio y sentido común, y actualizarnos permanentemente.

A este último objeto apunta la iniciativa del Ministerio de Salud de la provincia de Bs. As., a través del Portal de Educación Permanente en Pediatría que se está inaugurando.

En nuestro carácter de pediatras, médicos de cabecera de un periodo de la vida humana caracterizado por el cambio, el crecimiento y el desarrollo con mutaciones constantes que desafían nuestra observación, modelan nuestra flexibilidad y nos permiten disfrutar del maravilloso mundo de la infancia.

Somos observadores privilegiados de estos cambios, a veces apesadumbrados por contextos de vida y desempeño, o por avatares del proceso salud-enfermedad, que nos impide el goce legítimo asociado al impulso vocacional que nos ha llevado y nos lleva a esta noble tarea, que requiere una dosis de dedicación, compromiso emocional, capacidad de entrega que exceden los modelos vigentes ligados a los bienes materiales en el intercambio entre personas y al consumo como meta.

Somos pediatras en un mundo hostil a la infancia, a la que usa como población blanco de publicidad y consumo. Pero niega derechos consagrados por la Convención de los Derechos del Niño, a la cual han adherido la mayoría de los países del mundo y que se encuentra desde 1994 en nuestra Constitución Nacional.

Sin embargo en nuestra región, pese al crecimiento económico y a políticas públicas que intentan paliar la situación, muchos de nuestros niños siguen siendo pobres, y la pobreza y la marginación, en medio del bombardeo diario de los medios incitando al consumo y usando a los niños como señuelo, se vuelven más duras aun. Las comparaciones frustrantes impactan en madres y padres impotentes para ofrecer a sus hijos los bienes que impone la TV, "reina del hogar", que promueve tener para ser.

El alcohol, las drogas, y la violencia doméstica y social en cadena explosiva no están alejadas de este cóctel de oferta ilimitada ante recursos escasos.

Tampoco están ausentes en este panorama el abandono moral o material de presencia y de límites, familias alienadas en que no se plantea el déficit de ingresos sino el déficit de compromiso filial y como siempre, caja de resonancia, la infancia.

Nuestro modesto rol adquiere significado porque somos quizás con los docentes, los abogados naturales de la causa de la infancia, y en el acompañamiento, el apoyo o la denuncia pública. Debemos considerar siempre, ante todo, el interés superior del niño.

Una Mortalidad Infantil alta para nuestras posibilidades como país, nos plantea ante cada niño, cada incubadora, cada cuna, cada consulta, utilizar todo nuestro saber para promover salud, prevenir enfermedades, diagnosticar y curar, rehabilitar, y siempre al menos consolar, ayudar.

Esta es nuestra pelea, este es nuestro presente.

En este contexto y en esta complejidad e incertidumbre, el 64% de los pediatras apela a su vocación como mayor estímulo profesional, según los datos de la Encuesta de Ejercicio Profesional que realizo la Sociedad Argentina de Pediatría con el apoyo de UNICEF en el año 2011 (www.sap.org.ar).

Cumplir con la actualización permanente, una de las pretensiones que nuestro desarrollo profesional nos exige, ha sido siempre una vocación personal que he tratado de llevar adelante a través de nuestra entidad madre, la Sociedad Argentina de Pediatría, donde desde hace 20 años, el PRONAP viene tratando de llegar a los más alejados puntos de nuestro extenso territorio, sin influencias comerciales de ningún tipo.

Es por esa misma razón que hoy adherimos y apoyamos la iniciativa del Ministerio de Salud de la Provincia de Bs. As, donde nacen y mueren muchos niños de nuestro país, de ofrecer una herramienta de capacitación y actualización pediátrica, libre de influencias comerciales, que permita sumar a la iniciativa del Plan Federal de Reducción de Muertes Maternas e Infantiles.

Auguramos éxito e impacto en la mejoría de la calidad de la atención, en lo que de los conocimientos y su aplicación dependa.


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