Salud del niño, niña y adolescente (SaNNA). Una mirada desde los estudiantes de la currícula innovada

24.11.2020

Estudiante Maria Florencia Paiardini, Estudiante Cintia Anabel Valdebenito, Estudiante Camila Rosana Vignone (Alumnas de 4° Año de SaNNA de la Escuela de Medicina de la UNdMDP)

Revisores: Franco Arzamendia, Alina Guarino, Ana María Sepulveda


Sumario

Una visión desde tres alumnas acerca de la enseñanza de la pediatría en la currícula innovada en la Escuela de Medicina de la UNdMDP.

Los cambios de paradigma, la salud integral y la perspectiva de derecho y de género desde los testimonios de las estudiantes.

Cuando nos llegó la propuesta de contar qué significa Medicina y, más que nada, estudiar Salud del niño, niña y adolescente (SaNNA) bajo una currícula innovada, surgieron innumerables incógnitas. Por ejemplo,

¿Qué es currícula?, ¿Qué es innovada?, etc. Las respuestas llegaron solas, basándonos en nuestra experiencia: un plan de estudios novedoso, interesante y que se abre a nuevas posibilidades. Destacando esta última palabra, posibilidades es lo que siempre nos otorga nuestra Carrera de Medicina. Pero ahora se despertó otro interrogante, teníamos que relatar nuestra propia experiencia.

¿Cómo es nuestra experiencia en la Escuela Superior de Medicina, bajo una currícula innovada? Pregunta amplia y compleja de responder. Es inevitable, ante esta pregunta, rememorar un sinfín de situaciones y conocimientos, adquiridos a lo largo de nuestros años de estudio. Pero deberíamos comenzar por el principio, como toda historia, por el "Había una vez". Igualmente, si hoy nos preguntasen ¿Por qué estudias Medicina?, sencillamente, quizás, en este preciso instante, diríamos "no lo sé", pero nos miramos y sabemos que no nos veríamos haciendo otra cosa; estamos justo donde queremos estar.

Un mismo sueño, el mismo objetivo y la misma pasión, hoy nos reúnen en las aulas. Podríamos decir que todo empezó allá por el 2016, cuando los noticieros, radios y los diarios anunciaban la apertura de la Carrera de Medicina en Mar del Plata.

Los mensajes llegaban: "Es tu carrera, anotate", "Dale que cumplís tu sueño", "Medicina en Mar del Plata, es tu oportunidad"; amigos y familiares incentivaron el ingreso.

Así nació la Escuela Superior de Medicina, así nacieron los primeros estudiantes, la cohorte 2017, un grupo heterogéneo de desconocidos que, por alguna razón del destino, recorrían esas cuatro paredes y no sólo tenían en común el espacio físico sino que compartían ese tan famoso "Había una vez" de estudiar Medicina.

Las expectativas que se evidenciaban desde la perspectiva de los medios masivos de comunicación fueron superadas: una amplia demanda, con más de 2000 inscriptos y franjas etarias diversas, ya que muchos estudiantes esperaron por años la apertura de la misma, siendo ésta su única oportunidad de estudiar lo que siempre desearon.

Medicina llegó para quedarse, y para impactar en la sociedad, se presentó en el Partido de General Pueyrredón con una currícula distinta a la planteada en ciudades como La Plata o Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Currícula a la que titularon "innovada". Como estudiantes, nuestra visión era distinta, ya que predominaban la ansiedad, la alegría y los nervios; por fin estábamos en donde siempre quisimos estar, por fin éramos "estudiantes de Medicina".

Todavía nos acordamos de ese inicio de cursada; las primeras materias nos encontraron en verano, todavía era Febrero cuando tuvimos la primera clase de Aproximación a la Medicina, materia que, como su nombre lo indica, nos acercaba entender un poco qué pasa en el campo de la salud, en torno a la profesión médica. En ese momento, no éramos conscientes de que los temas planteados en esa materia nos acompañarían en toda la carrera e, incluso, luego en la práctica. Temas que desde ese comienzo dejaban entrever que algo había cambiado, abocarse en los conceptos de Promoción de la Salud, Prevención Primaria, Secundaria, Terciaria e incluso Cuaternaria.

El foco estaba puesto en prevenir, evitar enfermar y mantener la salud de las poblaciones. Un mensaje que hoy, siendo estudiantes de cuarto año, tenemos grabado a fuego.

El Plan de Estudios también había cambiado; las materias típicas no existían, ¿o si?. Materias que articulaban distintas áreas, relacionando lo clínico con lo comunitario. Porque después de todo, somos entes complejos, con células, tejidos, órganos y sistemas que se relacionan entre sí para el funcionamiento coordinado, pero también somos entes sociales que viven en comunidad.

Entendiendo todo esto, ¿cómo sería posible estudiarlo por separado? Así, comenzamos a cursar Articulación Básico Clínico Comunitaria I, la "primera ARTI", llamada así por los conocidos y docentes; cursadas que se teñían de Histología, Fisiología y Anatomía juntas, casos clínicos a modo de ejemplo y temas sociales, pero no menos importantes, como la comunicación de malas noticias.

Siempre recordamos una de las clases en donde todos los/as compañeros/as estábamos preocupados/as, resolviendo los cuestionarios y guías sobre tejido epitelial, pero el tema de ese día era justamente la transmisión de malas noticias. Entre nosotros, al ver el tema, lo tomamos con menor valor comparándolo con los demás tópicos que se abarcarían en esa materia.

El docente pidió silencio, al ver que no estábamos completamente enfocados, y nos dijo: "la primera vez que tuve que dar una mala noticia fue el primer día de mi residencia médica, se me murió un paciente en mi guardia, y cuando tuve que acercarme a la familia no sabía cómo hacerlo. Me di cuenta que, durante todo mi recorrido universitario, nadie me había dado las competencias para sobrellevar semejante situación".

El silencio se hizo presente en el aula, comprendimos que todos los temas tenían la misma relevancia e incluso, a veces, más que los temas netamente anatómicos, entendimos que éramos privilegiados/as, estudiantes de primer año formándose en temas tan relevantes para ejercer una práctica que, durante muchos años, se olvidó que es humana. Hoy, la currícula intenta reflotar estos conceptos.

La currícula innovada, a su vez, se define por la inclusión de distintas unidades de aprendizaje basadas en la vinculación del proceso Salud-Enfermedad con cuestiones sociales, culturales, económicas, etc. que exceden a la visión puramente biológica del proceso.

En nuestro caso, fueron éstas las que nos brindaron múltiples herramientas que se encuentran postergadas en la práctica médica actual. Navegamos y nos inundamos en muchísimos autores, recorrimos parte de la Historia de la Salud de nuestro país, base fundamental para comprender la actualidad de nuestro Sistema de Salud. También leímos sobre la importancia de la Salud Pública y Colectiva, pasando por la Interculturalidad, la Promoción y Prevención de la Salud, el trabajo en Red y las innumerables esferas que componen al ser humano como un ente interdisciplinario, convirtiendo al médico/a en un actor más del proceso Salud-Enfermedad-Atención.

El contacto temprano con la comunidad, el paciente y con las instituciones médicas se hizo presente desde primer año con el escenario Campo.

Un escenario que nos situaba en los CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud) de los barrios periféricos, analizando no sólo la consulta médica, sino que, también pudimos adentrarnos para conocer los Determinantes Sociales de la Salud en primera persona.

El enfoque actual se centra en el proceso salud-enfermedad, en donde los factores socioeconómicos, culturales y políticos inciden de forma negativa o positiva en ese proceso. La visión dejó de estar centrada en lo biológico y en los microorganismos patógenos, las formas de enfermar y morir ya no eran las mismas, la sociedad cambia y la medicina debía cambiar para satisfacer las necesidades de las comunidades.

El escenario Campo nos acercó desde primer año a estas nuevas nociones: pudimos realizar informes sobre las comunidades, sus necesidades, áreas geográficas, características de sus viviendas, servicios vitales como el agua potable o saneamiento de cloacas.

Hoy, parándonos desde cuarto año, podemos magnificar lo importante que es el contexto, teniendo en cuenta que, después, la práctica muchas veces cae en la limitación de un consultorio, en donde la persona queda completamente abstraída de sus dimensiones, en donde se prima la presencia de enfermedad y se trata a la misma, olvidándonos de, quizás, la situación que lo aqueja actualmente.

El paso por los Laboratorios de Habilidades Clínicas. ¿Qué consideras una habilidad clínica? Quizás, la mayoría respondan lo típico, el uso de artefactos avanzados, como radiógrafos, ecógrafos, otoscopios, saturómetros, etc. o consultas con pacientes, entrevistas, examen físico exhaustivo y análisis complementarios.

Sin embargo, este laboratorio está equipado con maquetas y camillas, y es guiado por consignas de "juegos de roles", en torno a situaciones clínicas cotidianas donde aprendimos, primero y principalmente, a ponernos en el lugar del paciente, a transmitir empatía, tranquilidad, consejería, a ofrecer opciones y decisiones compartidas, competencias que muchas veces son olvidadas por los profesionales de la salud a la hora de la práctica médica, y que son vitales para el ejercicio de la profesión.

También aprendimos semiología, practicamos maniobras; así como auscultación y toma de la tensión arterial, hicimos exámenes neurológicos y electrocardiogramas, herramientas que nos acompañarán a lo largo de toda nuestra carrera laboral.

De nuestro paso por la Escuela Superior de Medicina, no podemos dejar de mencionar los talleres de ABP -sigla para Aprendizaje Basado en Problemas-, escenario práctico-teórico en el cual se toma un caso clínico como eje central y el docente/tutor funciona de guía en el proceso, para luego llevar a cabo un trabajo colaborativo con diversos compañeros /as en un grupo reducido.

Es muy enriquecedor ser parte del proceso cognitivo que se genera en grupo, preparándonos para ese trabajo en equipo que tendremos como trabajadores de la salud. De este escenario, se destacan el estudio individual, grupal y la búsqueda bibliográfica de información adicional para poder resolver de la mejor manera la situación establecida con un abordaje interdisciplinario.

También debemos hablar de la Semana de Integración, dispositivo pedagógico cuya finalidad consiste en realizar planificaciones de proyectos de educación y Promoción de la Salud, en el marco de la carrera de Medicina.

Obviamente que, como estudiantes, no lo vivimos sólo así. Explicándolo en términos estudiantiles, la Semana de Integración es una semana completa, dentro del calendario académico, destinada a desarrollar un contenido que sea transversal a todos los años pero principalmente que relacionado con nuestra comunidad y sus necesidades , el cual se elige por diferentes mecanismos: prevalencia, incidencia, votaciones entre propuestas, etc.

Durante nuestros años de estudio, pudimos disfrutar de distintas temáticas: accidentes de tránsito, nutrición, lactancia materna e inmunidad, infecciones de trasmisión sexual, donación de órganos y tejidos. Pero, no sólo participamos en el desarrollo de las mismas, sino que fuimos protagonistas.

Además de charlas, talleres, actividades y juegos relacionados con el tema en cuestión y el análisis del mismo desde otro enfoque, intervinimos en la comunidad con acciones educativas, promo-preventivas con un compromiso de llegar desde la universidad y devolver lo aprendido.

Es imprescindible destacar el trabajo cotidiano de todos los docentes que día a día acompañan este proceso, esta experiencia de estudiar en una currícula innovada que, por su carácter novedoso, asusta, y porque es visionaria y plantea los cambios que la salud de hoy necesita.

Estos docentes que pasaron muchísimas noches armando clases, brindando ayuda y consejos constantemente a sus estudiantes, apoyándonos y creyendo en nosotros; con ellos, muchas veces nos encontramos compartiendo, además de clases, mates y comidas; esos docentes que nos tratan como personas y no como un número más en la lista de estudiantes. Porque uno también aprende y replica los ejemplos que recibe, uno también se forma de las acciones de quienes los precedieron.

El tema que nos reúne, no es solamente nuestro paso en general por la Escuela Superior de Medicina, pero no podíamos dejar de nombrar todo lo que la compone; innumerables espacios físicos llenos de vida, corazones que laten un mismo sentimiento, que esperan sentar precedentes, siendo los profesionales del Sistema de Salud del mañana.

Ahora sí. ¿Cómo se estudia a la Pediatría a través de esta currícula innovada? Si buscamos una definición en Internet, para calentar los motores, la Pediatría es la especialidad médica que estudia al niño y sus enfermedades. Podríamos hacer un impasse antes de retomar con esta definición, y relatar nuestra propia experiencia.

En la Escuela Superior de Medicina, la salud del niño, niña y adolescente es el punto de mira, el eje del asunto y el principal objetivo a lograr.

Creemos firmemente en que, antes de patologizar cualquier circunstancia, es imprescindible conocer los hitos madurativos normales, los cambios fisiológicos, el crecimiento y sus componentes. Por eso, desde la Carrera de Medicina, en segundo año, se conoce al niño, niña y adolescente en la Unidad de Aprendizaje "Nacimiento, Crecimiento y Desarrollo". Como su nombre nos indica, descubrimos en ella todas las etapas por las que pasa un niño, una niña, desde que nace y durante todo su crecimiento, con las respectivas evoluciones físicas, cognitivas, del lenguaje, sociales, etc. que se presentan en este período. La unidad de aprendizaje consta clases teórica y prácticas, además de prácticas en el escenario de Campo, en donde construimos las bases de la vivienda y las necesidades básicas que favorecen el buen crecimiento, Aprendizaje Basado en Problemas, con la guía de casos clínicos que involucran temáticas como parto respetado, ictericia neonatal, etc. y el Laboratorio de Habilidades Clínicas; en este último, pudimos analizar los pasos de la consulta, siempre teniendo los derechos del niño, niña y adolescente como guía, en conjunto con la perspectiva de género.

Pasaron los años y también los conocimientos, a cada minuto nos acercábamos y nos posicionábamos en escalones cada vez más altos.

El porcentaje de título médico/a del SIU Guaraní crecía, y en conjunto crecía, poco a poco, nuestra habilidad clínica.

En cuarto año, y de la mano de la virtualidad por la situación de pandemia debido al COVID-19, nos encontró Salud del Niño, Niña y Adolescente. Ésta era una de las asignaturas más esperadas; ya sabíamos todos los eslabones del desarrollo y las pautas de alarma correctas, y ahora se nos pedía que lo pongamos en práctica. Era turno de pararse en las enfermedades, de relacionar todas esas competencias aprendidas. Nuestras ansias eran demasiadas, pero nuestros docentes, como siempre, fueron guías y tutores, supieron calmar esa ansiedad y definir el rumbo, del cual supieron decir: "El rumbo es la salud sobre la enfermedad, con la clínica integral como herramienta." . Profesor titular de SaNNA. Dr Juan Alberto Reichenbach

Con SaNNA (Salud del Niño, Niña y Adolescente), la modalidad era distinta, las situaciones clínicas, tan esperadas, se hacían presentes, y era hora de resolverlas, pero no bastaba saber de Anatomía, Histología y Fisiología, no bastaba con saber la signo-sintomatología o el agente etiológico relacionado con la enfermedad; se hace presente algo más que un cuadro agudo, algo más que una patología normal de guardia o consultorio, se hace presente, también, una realidad.

¿Qué realidad? Una realidad que es más común de lo que a veces uno se imagina, que lamentablemente aqueja a muchos niños, niñas y adolescentes, una realidad en donde se produce la abolición de los derechos, donde no hay perspectiva de género, donde existe el trabajo infantil, la desnutrición y persisten enfermedades fácilmente prevenibles, donde los niños, niñas y adolescentes no pueden jugar o no tiene acceso a las condiciones de vivienda o escolaridad adecuadas. Si esta realidad existe, ¿cómo podemos dejarla de lado en la consulta?

Por esta razón, está claro que, como futuras profesionales de la salud, es relevante saber de enfermedades, pero queremos destacar que la nueva visión no apunta solo a ese punto; los niños, niñas y adolescentes, al igual que los/las adultos, complejos con individualidades propias y sería contradictorio abstraerlos/as a un entorno sólo hospitalario en donde solamente visualizamos un cuadro agudo y lo tratamos en consecuencia. Para no caer en la mediocridad humana de una práctica milenaria, la currícula innovadora nos brinda desde el día uno, un sinfín de posibilidades

¿Se acuerdan las que nombramos al principio?

Para concluir, creemos estar listas para dar nuestra propia visión de esa tan vacía definición de "Salud del niño, niña y adolescente" con la que comenzamos párrafos atrás. Esa definición, sacada de diccionario, y que seguramente nos acompañaba a todos los/las estudiantes antes de abrir nuestra cabeza y corazón; porque de eso se trata esta rama de la medicina. Hoy, después de haber formado parte de las asignaturas de Nacimiento, Crecimiento y Desarrollo y de Salud del Niño, Niña y Adolescente, podríamos gestar una definición propia de la práctica pediátrica, entendiéndola como una práctica que busca la SALUD INTEGRAL del niño, niña y adolescente, definiéndolos como sujetos de derechos, basándose en la perspectiva de género, con el fin último de la promoción, prevención y tratamiento de enfermedades.  


LOS REVISORES

Franco Arzamendia.Pediatra. Prof adjunto de Tamizaje y Ciencias del Diagnóstico. Escuela de Medicina. UNMDP.

Alina Guarino. Pediatra. Prof adjunta en Salud del niño, niña y adolescente. Escuela de Medicina . UMDP

Ana María Sepulveda. Pediatra. Prof adjunta en Salud del niño, niña y adolescente. Escuela de Medicina . UMDP

© 2020 Portal de Salud del niño, niña y adolescente. Escuela de Gobierno en Salud Floreal Ferrara. Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires
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