Crónica de un niño solo, de Leonardo Favio

09.05.2020
  • En el 2000, el Museo Nacional de Cine Argentino realizó una encuesta entre críticos profesionales e historiadores del cine donde por amplia mayoría, "Crónica de un niño solo" fue considerada la película nacional más importante de la historia. Leonardo Favio es para Argentina lo que Víctor Erice para España: director de enorme calidad esquivo al gran público.
  • La ópera prima del director argentino está plagada de momentos auto-biográficos y es tangente, a la también, ópera prima de Truffaut "Los 400 golpes". Las similitudes son tantas que si no se está atento puedes pensar que es una versión de la francesa. Pero tenemos a Favio para demostrarnos que, a parte de que el mundo no es lo suficientemente grande para hacernos ver que dos infancias de lugares tan distintos pueden ser iguales (ambas infancias basadas en las penurias de los directores citados), se puede contar lo mismo de diferente forma.
  • Leonardo Favio era un amante de la cámara. Para el director casi no existe el plano-contraplano. El movimiento es el máximo protagonista cuando la claqueta choca. La cámara casi siempre va en busca del objeto. "Crónica de un niño sólo" no tiene discurso moralista porque el espectador debe ser el único que resuelva todos los enigmas que plantea el director. En el patio del reformatorio, los niños juegan (mal que les pese) a ser niños: lanzan la pelota, tiran las canicas, etc... Las sombras, los barrotes, Polín (Diego Puente) corre castigado alrededor de un patio que se hace minúsculo y por ende asfixiante. Queda representado con sólo unos movimientos de cámara la estrechez de unas vidas. Luego en la calle, Favio abre el campo, la luz inunda todo, los animales se muestran serenos, la libertad es enorme. Y entre medias, la escapada de quince minutos en tiempo real. Los movimientos nada sutiles de cámara y los eternos travellings convierten cada minuto en un momento asfixiante.
  • La escena del río es un claro ejemplo de un cine alegórico que nada tiene que envidiar al cine de Tarkovsky. Entre los planos naturistas (a lo Renoir) de Favio y el montaje paralelo que consigue con Polín tomando el sol y, en la orilla de enfrente, el maltrato que está sufriendo su amigo, crea una escena bellísima y llena de lecturas: la fisicidad de la libertad, la simbiosis con la naturaleza y al mismo tiempo la naturaleza violenta del humano.
  • Parquedad en el diálogo, de ritmo reposado y sinceridad en una propuesta áspera. Estas son las bases del cine de Favio, cine que en sus primeros pasos fotografió los temas sociales de manera muy cercana al neorrealismo liberando sus propias propuestas de la moralidad que guardaba el movimiento italiano
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